lunes, 30 de septiembre de 2024

EL CEMENTERIO DE LAS ALMAS LIBRES

    


EL CEMENTERIO DE LAS ALMAS LIBRES 

Entre llamas ardientes, 

donde cada pelota de humo

se lleva a un maniquí, 

que en sus ojos se muestra

el miedo y la desesperación por salir, 

de aquel jardín infantil, 

en el que se encuentran con pocas posibilidades 

de a su morada volver, 

antes de la hora de comer. 

¡Corazón del diablo, en mal santo me has convertido! 


Si te conozco,

prefiero olvidarlo, 

pues con mis dientes 

que desprenden  balas, blindadas, 

que te fusilan, te aniquilan. 

Mi aliento frío y desconsolado, 

siento que me muero, 

no me muestro libre, ni me siento, 

obligado estoy a no tener remordimientos.


¿Y todo por qué?, 

por dos viejos, que en sus propios viajes

diferencias tuvieron, y yo me niego, 

a que por sus problemas

y sus propios deseos, 

de poder y dinero, 

por culpa de ellos, 

mi casta esté desapareciendo. 


Malnacida sea la ambición, 

y el hombre en todo su esplendor, 

de paso estoy en este círculo vital, 

desde que nací, tengo derecho a morir, 

pero también a vivir, y a disfrutar, 

no a estar entre paredes, escondido 

como un armadillo, armado, esperando

a que un completo desconocido me ventile,

o yo lo apiole, dejándolo libre, 

mientras que otro en su guarida, 

sucia, y despreciable, 

a las siete se levante, 

y lejanamente, a mí, 

me mande al frente, 

sabiendo que cada día,  

estoy un paso más cerca de

 mi propia  muerte.




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