atrás va quedando a cada paso,
un pedazo de madera o de tierra,
que en sus ramas o debajo de ella,
ser que se cuelga, se esconde o se alimenta, vuelan,
en sus copas se encuentran,
desde lo alto en selva está,
miles de seres, con miles de años, habitan,
jóvenes, grandes o pequeños en libertad anidan,
¡Qué vida bella y tranquila en la que estas especies viven!
Cambia todo con el más listo mono,
que sobre la palma de su mano,
papeles verdes, que valor tienen.
Desconoce esta pequeña hoja que aletea,
ambición entre la que se revuelca
y felicidad encuentra, se olvida de su selva.
Tiempo después vuelve, todos se alegran,
ven grandes máquinas,
evolucionados monos como él las controlan,
destrucción, horror, decepción,
decepción de aquel mono que en algún momento
un compañero fue de los que ahora se desprende,
de los que muchos mueren.
otras que se venden, o se matan,
para pieles bonitas que con gusto lucen,
sin necesidad de que ese tigre abandonara su carrera.
apoyada en la cabeza del mono,
se queda la ceguedad de su alma espiritual como animal,
fuerte e irrompible.
ya no volverá a aletear junto al tigre.
Pues no hay tigre ni tierra, tampoco ramas, no hay naturaleza.
Crueldad y sin sentimientos de culpa.
Es lo que queda.
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